"No adherirme a otras conciencias. No exigir amor. Comprender que, en mí, lo natural es el desamor. Y que si deseo cuidados para mis angustias, debo pagarlos con dinero. Pero espontáneamente, amorosamente, desinteresadamente, jamás los habrá. Destrucción de destrucciones. Me destruyo y destruyo. Recordar lo de Dostoievski: es más fácil dar la vida en un acto que consumirse cinco o seis años en un estudio árido que aumentaría mis posibilidades de vida. De todos modos, necesito una temporada de silencio. Nada de orgías ni de comunicación social.
Sólo reacciono ante lo horrible." Alejandra Pizarnik
El día que te fueras
te tendría preparado todo un arsenal de poesía
pero ya ves,
te fuiste sin cerrar la puerta
sin bombos, ni platillos
Te fuiste sin haber llegado
sin levantarte de las tinieblas
sin cerrar los ojos en mi pecho que late endemoniado por tu ausencia
Te fuiste entre la bruma
entre adioses de hace tiempo,
y ya ves, ni un poema te llevaste
ni mis manos que te inventan en la noche
ni mis ojos que te ven en el reflejo
en las nubes, o las cosas que has dejado.
te fuiste, pero se quedó tu ausencia; fría, huesuda, apagada.
¿ a dónde me has dejado ?
¿en el baúl de tu consciencia aniquilada?
¿en tu cuerpo eclipsado de sombras y de luces?
¿dónde estás, si no has llegado?
¿dónde el fuego de tu boca
dónde el sueño replicado en las almohadas?.
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